"Es un hecho maravilloso y
digno de reflexionar que cada uno de los
seres humanos es un profundo secreto para los demás. A veces cuando entro de noche en una gran
ciudad no puedo menos que pensar que cada una de aquellas casas envueltas en
la sombra guarda su propio secreto. Que
cada una de las habitaciones de cada una de ellas encierra su propio secreto. Y que cada corazón que late en los centenares de pechos
que allí
hay es, en ciertas cosas, un profundo secreto para el corazón que más
cerca de él late".
Charles Dickens
Charles Dickens
Éste poema está dedicado a los seres queridos de mi infancia que compartieron ésta bella casa, bisabuelos, abuelos, tíos abuelos, tíos, hermano, primos/as.
La casa de
las ventanas amarillas
Soñando
círculos dorados
en el
vestíbulo de la puerta verde.
Nos
regalábamos tiempo
en aquellos
días.
De los
zócalos
florecían
deseos
anticipando futuro
de manantial
.
Nunca
entendí porqué se escondía detrás de las persianas.
Mientras
nosotras
deslizábamos
ansias en el largo patio de columnas.
Eran tardes
de juegos
inventados a la luz de siesta.
A las cinco
la reunión
inspiraba a las tías abuelas.
las tazas
los
cubiertos
las carpetas
de hilo
hacían fila
en el amplio comedor diario.
Algunas
noches
el dolor
suspiraba amargo.
En otras más
plenas
la vida
se ilusionada al compás de una melodía.
Desde el
fondo
los cercos
del jardín simulaban un horizonte aún lejano.
Liliana Calvo