lunes, 16 de marzo de 2015

La casa de las ventanas amarillas

"Es un hecho maravilloso y digno de  reflexionar que cada uno de los seres humanos es un profundo secreto para los demás.  A veces cuando entro de noche en una gran ciudad no puedo menos que pensar que cada una de aquellas casas envueltas en la  sombra guarda su propio secreto. Que cada una de las habitaciones de cada una de ellas  encierra su propio secreto. Y que cada  corazón que late en los centenares de pechos que  allí  hay  es,  en ciertas cosas,  un profundo secreto para el corazón que más cerca de  él  late".
                                                    Charles Dickens


Éste poema está  dedicado a los seres queridos de mi infancia que compartieron ésta bella casa, bisabuelos, abuelos, tíos abuelos, tíos, hermano, primos/as.

La casa de las ventanas amarillas










Soñando círculos dorados
en el vestíbulo de la  puerta verde.
Nos regalábamos tiempo
en aquellos días.

De los zócalos
florecían deseos
anticipando  futuro
de manantial .

Nunca entendí porqué se escondía detrás de las persianas.
Mientras nosotras
deslizábamos ansias en el largo patio de columnas.
Eran tardes
de juegos inventados a la luz de siesta.

A las cinco
la reunión inspiraba a las tías abuelas.
las tazas
los cubiertos
las carpetas de hilo
hacían fila en el amplio comedor diario.

Algunas noches
el dolor suspiraba amargo.
En otras más plenas
la vida se  ilusionada al compás de una melodía.

Desde el fondo

los cercos del jardín simulaban un horizonte aún lejano.

Liliana Calvo