Ésta crítica literaria ha sido publicada en la valiosa revista ÁpicesXXI, por Carlos María Romero Sosa
Constelación de vida
Si hubiera que sintetizar
en una palabra el sentimiento a que lleva la lectura del libro de Lili Calvo
sin duda sería el de “ternura”.
Ya antes incluso de
Ingresar a sus poemas, lo despierta la tapa oportunamente ilustrada con el
cuadro de Gustav klimt: “Las tres edades de la mujer”.
Fue el griego Ptolomeo en
el Almagesto quién nominó algunas constelaciones vinculando la ciencia
astronómica de la época con la mitología y sus maravillosas miradas al Cosmos a
través de símbolos de resonancias humanas y animales como forma quizás de
acercar al entendimiento de los hombres el ininteligible y turbador espectáculo
Celeste.
No eran cuerpos muertos
para el mundo antiguo las estrellas y sus agrupamientos. Así por ejemplo la Osa
Menor representaba la nodriza del dios Zeus y otras tantas significaciones
míticas caben para el Lancero, el Centauro el Dragón, el Pegaso, Leo etcétera.
Por lo que dando un salto
en el tiempo y no en el espacio el título del nuevo libro de Lili Calvo
conscientemente o no se inscribe también en esa línea al decir de su título Constelación
de vida, para el caso la suya.
En tres capítulos sucesivos
reúne la autora sus versos libres y blancos en un camino de ascensión en el que
las voces se enhebran con método introspectivo: ” buceando de mis entrañas/
resurgen piadosas sirenas indefensas, Una exploración interior sin excesos que
le hace advertir páginas después “ La muerte del ego” y equilibrar dos fuerzas
tantas veces en tensión o opuestas para el prejuicio racionalista: el intelecto
- penetrativo en las esencias- y el corazón.
Y ello para afirmarse sin vértigo, al borde de la denuncia de carácter
social (licenciada universitaria en servicio social la autora y destacada
profesional en la actividad ) que es aquí más la consumación de aquella ternura
revestida con los ornamentos de la piedad en la composición “Ausencia”
inspirada y dedicada “a los niños y niñas desprotegidos de mi ciudad” o en “Una
mañana de noviembre” sugerida por el cuadro de Antonio Berni, “Desocupados”.
Luego sin salir de allí se
reencuentra en el segundo capítulo con los afectos de padres abuelos, esposo,
hijos, nietos y una ciudad de Buenos Aires arraigada en esta única patria de
los seres humanos al decir de Rilke , qué es la infancia. Dibuja esas y otras presencias,
con los trazos finos de la emoción
contenida antes que la lágrima fácil, con la atención debida a lo que fue para
siempre, la imagen de la luz de los astros apagados capaces sin embargo de
seguir guiando en la noche sideral y en la oscuridad del alma:” A la búsqueda/
de los anillos de Saturno/ miramos las estrellas estrellas./ sonriente la constelación de pegasus/
irradiaba su luz/ bajo el cielorraso enmohecido.
Lili Calvo nació en el
barrio de caballito y tránsito desde la infancia las calles y las plazas de
Villa Devoto. De allí que cierta
porteñidad coloreada con lápices escolares, es decir con intención de arte
ingenuo, recorre en especial el último tramo de la obra y en “ Rojo gotan”,
cuenta y canta “Paredón después Sur/ dice el poeta/ tu espalda cómplice/
sumergida en suspiros/ saborea unas manos impetuosas./ por allá, Boedo/ evoca
moléculas/ de infiernillos/ repletos de un erotismo púber .
Cuánta imaginación se requiere para reconstruir los sueños en el
trajín de la vigilia? por cuanto ausencia y por cuanto el olvido, debe
aventurarse la memoria para consumar su tarea de Ir vinculando, en el espíritu
puntos titilantes o tiritantes, por decirlo con Neruda como Ptolomeo y antes
Hiparco de Nicea, lo hicieran de cara al cielo, para imaginar formas terrestres
en las constelaciones? De la unión de los puntos luminosos que laten en la
Inspiración de Lili Calvo, no resultarán las intimidantes caras extrañas del
tango de Lepera y Gardel “sus ojos se
cerraron”, sino las entrañables y bendecidas en la proximidad emotiva. Su
poesía, como toda poesía, no da respuestas ni aquéllos ni a otros interrogantes.
Pero también como toda auténtica poesía lo sugiere inquietante. Así. con los
recursos de la imaginación y la intuición lírica enciende, antes que alarmas,
faros orientadores. Y aquí y allá sobrevuela la nostalgia de la primera claridad
cuando, según lo expresó Salvatore Quasimodo: “ Ed é súbito será, “de repente
cae la noche".
Carlos María Romero Sosa
Crítica
literaria del libro Constelación de vida, realizada para la revista Ápices XXI,
por Carlos María Romero Sosa, poeta, ensayista, crítico literario, autor de diversos
textos literarios y de la Revista Ápices XXI, junto al Dr Lavalle.